“Malito era entonces, como todos los pistoleros profesionales, un ávido
lector de la página policial de los diarios, y esa era una de sus debilidades,
porque el sensacionalismo primitivo que resurgía brutal ante cada nuevo crimen
le hacía pensar que su cabeza no era tan extraña a la de los sádicos
degenerados que se alucinan con los horrores y las catástrofes”.
Ricardo Piglia, Plata quemada
“Era aficionado a las películas de arte y ensayo que, al cabo de veinte
minutos, consiguen que de puro aburrimiento vayas al lavabo y prefieras
quedarte allí leyendo lo que hay escrito en puertas y paredes”.
David Safier, Maldito karma
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